Cuando hablamos de nutrición en automático pensamos en comida. Pero, la
nutrición es más que comida y problemas de peso.
También al hablar de nutrición se deben tomar en cuenta las emociones,
sensaciones y necesidades del paciente, ya que, la decisión de cómo y que
comemos, que lleguemos a veces a un trastorno de alimentación o que tengamos
una dependencia a la comida, se pueden derivar de un mal psicológico, de alguna
incomodidad emocional.
Muchas veces los pacientes acuden a nosotros (los nutriólogos), debido a
problemas de peso o porque quieren "una dieta", pero, en la mayoría
de los casos, el problema es más bien emocional, por ende, nosotros haremos
nuestro trabajo, pero también sabemos que para que el tratamiento nutricional
tenga éxito, se debe llevar a la par un tratamiento psicológico.
Ya que, al llevar un tratamiento interdisciplinario
(nutriologo-psicologo) se llegara a determinar cuál es la relación del paciente
con los alimentos, y que este, vuelva a disfrutar de los alimentos sin sentir
culpa, tristeza o cualquier sentimiento negativo; quitando los miedos a la
comida.
Al tener una buena nutrición emocional, y mejorar la relación
paciente-alimentos, el estado de nutrición del paciente mejorará y por ende,
logrará el resultado esperado, mejorando su estilo de vida.
Si quieres saber si requieres trabajar en tu nutrición emocional, puedes
responder a las siguientes preguntas.
- ¿Alguna vez ha comido en menos de 15 minutos?
- ¿Te cuesta trabajar recordar lo que comiste un día anterior?
- ¿Te has comido algo y después preguntado en que momento me lo
termine?
- ¿Alguna vez has sentido culpa después de comer algo?
- ¿Haz comido por tristeza o para levantarte el ánimo?
- ¿Ha experimentado miedo a consumir a algunos alimentos, porque “engordan”?
Haber contestado a
algunas de estas preguntas con un sí, son signo de que necesitas trabajar en la
nutrición emocional.
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